miércoles, 25 de enero de 2012

CUESTION DE GALLINAS

Un nuevo artículo de Amalia Revuelta para www.lavozdigital.com

Cuando llega un partido importante, el que todo el equipo espera porque representa la ilusión de ganar por fin a 'tu rival', donde todas las emociones se activan reforzando las ganas por superar el reto pendiente, el sueño por ganar se termina convirtiendo en pesadilla. Se enfrentan una vez, otra y otra, pero, al despertar, la derrota sigue siendo el único premio. En estas situaciones que parecen empezar tal y como terminan, como si de un circulo vicioso se tratara, los futbolistas quedan atrapados mentalmente y sintiéndose con más dificultades para salir victoriosos de esa realidad. Terminan casi por asimilar que siempre pierden este tipo de partidos.

En estos momentos es obvio que todos se pregunten: ¿qué necesita un equipo en este escenario para conseguir vencer al rival que otros sí pueden? No hay recetas mágicas, la conclusión que se extrae es que el equipo hace el juego que cree necesario para contrarrestar al contrario, y, en realidad, patenta con firma propia, que el método no sirve.

El entrenador de un equipo de estas características, con varias derrotas acumuladas, suele ser astuto y un profesional excelente, aunque no dé con la tecla necesaria para poder alzarse con la conquista. Analiza los errores y apunta en su libreta las claves para ganar al eterno rival. Entre las más importantes se plasman: «Concentración en el esfuerzo extremo para agotar al contrario, y, conservar la autoestima para no jugar con ansiedad». Pero mientras tanto, el equipo contrario se preocupa en dirigir toda su atención al principio universal del fútbol, tener el balón el máximo tiempo posible y, así, más opciones de victoria con menos goles encajados.

Pero de todas las soluciones y recetas que se escriben para ganar a un poderoso rival, en la que coinciden prácticamente todos los expertos, y con la que escribe en concreto, es que en este tipo de partidos hay que ser menos gallina y quedarse con los huevos, tenerlos puede ser la clave para derribar las fortalezas rivales. Hacerlo, no intentarlo.

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